sábado, 10 de abril de 2010

LIDERAZGO ERROR CAUSAS DEL DESPIDO (Por Antonio Pascual)

Hablaba del ERROR y de una cultura en nuestro país y, por extensión, en todo Latinoamérica del castigo al error hasta la estigmatización del propio individuo que lo comete. Hago muchísimo hincapié en mis clases de Liderazgo y Management sobre este tema que me parece poco trabajado y que nos lleva a perder infinidad de oportunidades de negocio, mejores empleados y a no disponer de una cultura de PRUEBA que nos podría llevar a obtener mejores resultados profesionales y empresariales.

Nos quejamos continuamente de la falta de investigación y de desarrollo en nuestro microuniverso empresarial; también de la falta de aportación de soluciones por parte del personal, de su falta de compromiso con la corporación; consideramos en muchas ocasiones que cada uno de ellos actúan con estilo funcionarial pero, en el fondo, subyace una perversión del sistema: queremos que se haga todo eso conforme a como queremos que se haga, de la manera que consideramos que debe hacerse y como lo haríamos nosotros mismos.

Cuando las cosas no van como esperamos, los líderes, los ejecutivos-ejecutores recurren a la simplicitud de los análisis concluyendo mil y un motivos que justificarán a la postre la ejecución en plaza pública (espacio en donde se agrupan un mayor número de mesas de empleados absortos en sus trabajos, en sus chats, en sus páginas deportivas, coronadas con un mug de café americano), del osado que se equivocó una o mil veces, que más da. Lo hemos hecho casi todos y no seré yo quien arroje la primera piedra sin antes reconocer que también lo practiqué en mis años de mayor presión empresarial, cuando sujeto a las tensiones más resultadistas me preocupé más del hoy que del mañana. Por eso se de lo que hablo.

Creo que es importante saber distinguir entre dos tipos de errores: Errores de Calidad y Errores de Sistema. En el caso que me ocupa en esta Reflexión hablo de los primeros, esos que son imputables, en principio, a las personas que durante el desarrollo de sus funciones, por exigentes y responsables que estas sean, cometen errores del tipo falta de atención, falta de motivación, falta de formación, causas coyunturales o, simplemente, mala fe. Los de Sistema los dejaremos para próximas entregas. En todos estos casos lo fácil, lo recurrente, es el despido en función, eso sí, de la gravedad de los hechos o del nivel de decisión adoptado por el empleado en cuestión, estirando los límites muy por encima de lo que su inmediato superior está dispuesto a soportar.

La pregunta puñetera que siempre me hago es: ¿qué hubiera sucedido en caso de haber salido bien?¿quién se habría apuntado el éxito?¿habríamos facilitado un ascenso y colmado de honores al insurrecto que se atrevió a desafiar al sistema alcanzando un éxito inesperado o habríamos mantenido la coherencia del despido?

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