viernes, 2 de julio de 2010

ACABA CON EL SUBEMPLEO ASCIENDETE (Por Jaime Bacás)

No hay más que echar un vistazo alrededor para comprobar la gran cantidad de directivos y jefes que eligen estar subempleados. Puede que también en tu empresa.

¿Y qué decir si te miras a ti mismo? ¿Acaso eres la excepción? ¿Puedes asegurar que no hay alguna tarea, actividad o decisión que puedas delegar?

Pero este no es sólo un artículo para directivos y jefes. También lo es para los contribuidores individuales porque, desgraciadamente, el subempleo de tu jefe se transmite en cascada a todos sus colaboradores que, de esta forma, estáis subempleados.

¿Qué es delegación?
Una definición práctica sería: el proceso de traspaso a otra persona, generalmente un colaborador, de una tarea, actividad o decisión con carácter temporal o permanente.
Siempre hay dos personas involucradas: el delegador y el delegado.
La delegación es un proceso que involucra una serie de elementos y fases para que sea efectiva.

Tipos de delegación
Yo la clasifico en dos grandes grupos: táctica y estratégica.

La delegación táctica es la más común y tiene lugar, generalmente, de forma ocasional (no planificada) cuando el objetivo principal del delegador es liberarse de una sobrecarga de trabajo y responsabilidades. Suele ser percibida de forma negativa por el delegado, que la interpreta como egoísta por parte del delegador y por ello, a veces, la nombra como “me ha pasado el muerto (o el marrón)”.

La delegación estratégica, por el contrario, tiene lugar de forma continuada, progresiva y planificada, y su objetivo es el desarrollo profesional.

Cada vez que delegas una tarea, actividad o decisión en un colaborador estás proporcionándole una posibilidad de desarrollo y aprendizaje. De hecho la delegación es una de las herramientas más poderosas que posees para desarrollar a tus colaboradores.

Además, al adelgazar el portafolio de tus tareas actuales permites la incorporación de otras con mayor valor añadido. Es decir, te auto-desarrollas.

Delegación y productividad
Cada vez que delegas incrementas tu productividad y la del delegado. Porque, desde ese momento, los dos realizáis (producís) tareas con mayor valor añadido que antes.

Recuerda que uno de los fundamentos sobre los que se cimenta la Gestión Efectiva de Acciones es priorizar o elegir ejecutar las acciones más importantes (las que añaden más valor), en lugar de hacer sólo “más cosas en menos tiempo”, como propugna la poco eficaz Gestión del Tiempo.

¿No te parece que ya ha llegado el momento de dejar de quejarte de la baja productividad de tu empresa o departamento, es decir, de tus resultados?

¿Por qué la mayoría estamos subempleados?
Hay muchas situaciones que dan lugar a este subempleo voluntario.

Una bastante frecuente es la que tiene lugar cuando asciendes a otra posición y se refiere a tu dificultad para abandonar completamente algunas de tus tareas o actividades anteriores.

El traspaso de las mismas al nuevo ocupante se realiza de forma incompleta. A veces la excusa utilizada es la supuesta incapacidad del novato o la falta de confianza en esa capacidad; también el eterno “tardo menos en hacerlo yo que en explicárselo”, que proviene de una mentalidad anclada en las creencias poco efectivas que sustenta la teoría de la gestión del tiempo.

En cualquier caso al delegador le cuesta abandonar su zona de confort – ese espacio conformado por las tareas y actividades que realizas tan bien gracias a la experiencia acumulada en el puesto. Abandonar la seguridad que proporciona esa zona para enfrentarte a las desconocidas funciones y tareas del nuevo cargo, representa, en ocasiones, un desafío que no siempre quieres aceptar con facilidad y diligencia. Un tipo de procrastinación que refuerzas manteniendo la realización de algunas tareas antiguas.

Delegación inversa
Esta es otra costumbre todavía muy arraigada entre nuestros jefes y directivos, que tiene sus raíces en un estilo de dirección anticuado e inefectivo de tipo paternalista.

El delegado (colaborador) delega en el delegador (jefe), que tolera esta inversión para demostrar sus capacidades en la tarea en cuestión y mantener la dependencia de sus colaboradores.

Decide ahora acabar con tu subempleo. ¡Asciéndete!
“Si la oportunidad no te llama, construye una puerta”. – Milton Berlet, actor.

Puede ser un buen consejo. Elije, ahora mismo, realizar una auto-auditoría de todo lo que haces y elige aquellas tareas y actividades que no quieres seguir realizando. Toma la decisión acabar con tu subempleo y asciéndete.

Y lo mejor de todo es que al ascenderte, asciendes automáticamente a todo tu equipo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario