domingo, 27 de junio de 2010

DEUDAS E INSEGURIDAD LABORAL UNA ESPIRAL DIABOLICA (Por Rafael de Sádaba)

Me llama mi gestora de cuentas del banco; la despiden; me manda su curriculum por si sé de algo; tiene 40 años. Una amiga que tiene un negocio de hostelería me confiesa que no sabe si podrá resistir; su facturación es ahora la tercera parte; ha tenido que reducir la plantilla. Amig@s funcionari@s me aseguran que se apretarán el cinturón, no sólo por la bajada que ahora les toca, sino por lo que pueda venir. Otr@s comentan que en los trabajos mascan tensión y crispación, que el “mobbing” va en aumento.
Qué distinto panorama del de hace bien pocos años; todo el mundo se sentía cada vez más rico, aparentemente nos podíamos permitir todo. Si nuestro poder de compra no era muy elevado, no era un problema: nuestra capacidad de endeudamiento parecía no tener límite. Creíamos que nuestra riqueza crecía, porque el valor del piso, hipotecado por muchos años, no paraba de subir. Riqueza apalancada en unos soportes que finalmente cedieron; una gran mentira, un espejismo.

Si nuestro poder de compra no era muy elevado, no era un problema: nuestra capacidad de endeudamiento parecía no tener límite. La deuda privada: una espada de Damocles
Un espejismo que nos ha llevado a que el endeudamiento privado, con tasa superior al 80%, se haya convertido en uno de los graves problemas de nuestra economía (que no el único). Tener que hacer frente a un crédito no ayuda cuando se presentan situaciones adversas como el desempleo, la bajada de sueldos o la incertidumbre ante el futuro. Las perspectivas de quienes han prestado tampoco son halagüeñas cuando los impagos crecen. Y ante esta situación, se lo piensan muy mucho, antes de prestar de nuevo.

Medidas sociales, planes de dinamización de la economía y rescates bancarios pasan ahora también su factura. La deuda pública alcanza límites peligrosos. La posibilidad de quiebra de un Estado empieza a no sonarnos como algo imposible. Se toman medidas: se aumentan impuestos, se pergeña la reforma del mercado de trabajo, se apunta a la reestructuración del sector financiero, etc

Una espiral diabólica
Dura vuelta a la realidad: el poder adquisitivo de los ciudadanos bajará, la inseguridad laboral tenderá a ser cada vez mayor, incluso en sectores donde antes era desconocida. Nuestros jóvenes necesitarán el apoyo familiar, ante la precariedad de los trabajos que el mercado ofrece. No cabe albergar muchas dudas de que todo esto repercutirá negativamente en el consumo y por ende en la economía. ¿Estamos entrando en una espiral diabólica?

El poder adquisitivo de los ciudadanos bajará, la inseguridad laboral tenderá
a ser cada vez mayor. Nuestros jóvenes necesitarán el apoyo familiar, ante la precariedad de los trabajos que el mercado ofrece. Para salir de una mala situación parece que lo primero debe ser reconocerla y admitirla. Lo segundo elaborar un plan estratégico bien meditado y estudiado para salir de ella. Con un único objetivo, el bien del país. Pero uno de los fallos de la democracia es que los resultados de futuras elecciones lastran políticas y demoran acciones. Se evita o dilata la adopción de medidas impopulares, en aras a evitar la penalización en votos que supuestamente llevarían consigo.

Pero aparentemente en este caso el tiro ha salido por la culata. Ocultar la situación, retrasar los ajustes, demorar la cirugía no sólo ha tenido como consecuencia que ahora haya que hacer frente a una situación cada vez más preocupante; las encuestas predicen un importante giro electoral. ¿No hubiera no sido mejor haber tratado a los ciudadanos como adultos, explicar abiertamente la situación en su momento, conseguir de verdad el apoyo de todos para hacer de tripas corazón y empeñarse en salir de la crisis? Y no me refiero a lanzar campañas de marketing sobre lo bien que lo vamos a arreglar entre todos.

CUALES SON LAS CARACTERISTICAS QUE DEBE TENER UNA MUJER PARA PODER MANTENER LA JERARQUIA EN UN BANCO? (Por Ana Lemmi)

Creo que lo primero es la diplomacia. Desde la diplomacia se puede solucionar todo. Luego saber bien y hacer saber bien el poder que se tiene dentro de la institución. El carisma tiene mucho efecto si se quiere obtener el respeto de todos dentro y fuera de la institución. El respeto a uno mismo y a los demás. Más allá del puesto que se tenga, no nos olvidemos de que estamos tratando con seres humanos y se merecen nuestro mayor respeto. Mantener una postura firme pero flexible a la vez, si bien las mujeres tenemos problemas para la aceptación en cargos de tal jerarquía, esto no significa que tenemos que comportarnos como hombres ya que somos mujeres y tenemos muchas cualidades para explotar que los hombres no tienen. Tenemos que ser como los arboles, los arboles son fuertes y firmes, debido a sus grandes raíces que los sostienen a la tierra, pero ante las inclemencias del tiempo como el viento son flexibles, esto hace que perduren y que mantengan la fortaleza y la firmeza que los caracteriza.

COMUNICACION INTERNA Y SENTIDO DE PERTENENCIA LO MOVIL LO DISPERSO LO INESPERADO (Por Alejandro Formanchuk)

Aquellos que trabajamos en comunicación, muchas veces decimos que una comunicación interna bien gestionada permite potenciar el espíritu de pertenencia del personal. Esto es así, hay gran cantidad de casos que lo demuestran. No obstante, también es cierto que lanzar alegremente esta afirmación puede llegar a ser algo temerario si se considera la movilidad laboral que impera, donde “hacer carrera” es un anacronismo, algo que pertenece a un pasado perdido en un horizonte que ya no se ve. El “sentirse parte de una organización” es una emoción que está golpeada en sus dos pilares: las empresas marcan ritmos rápidos de entrada-salida, y las personas no echan raíces, ya sea porque no les dan tiempo a hacerlo o porque directamente ya no les interesa hacerlo.

Como muchas veces señalamos, la comunicación más fuerte es la que se realiza a través de la acción. Por ejemplo, brindar capacitación al personal es una forma de decirle: quiero darte semillas para que me des frutos. Pero cuando la visión es a corto plazo, las empresas no invierten en “dar conocimiento” a gente que tal vez hoy esté aquí y mañana en la vereda de enfrente. Sencillamente ya no hay tiempo para esperar los frutos.

¿De dónde nace esta cultura del vértigo?, ¿las personas entran a una empresa con la idea de irse apenas puedan, o las empresa las toman con la idea de renovarlas rápidamente? La respuesta, por ahora, quizás orille más hacia el análisis de las consecuencias que de las causas. Hay un juego de vasos comunicantes viciosos: yo no te doy porque pienso que te vas a ir, y vos te querés ir porque pensás que no te doy porque quiero que te vayas. De todas formas, y a título de separar las aguas, creo que la empresa cuenta con herramientas para que este círculo no se convierta en un globo, y explote. Una de ellas es la comunicación interna, la cual no le pide al personal que “tenga sentido de pertenencia”, sino que le da buenas razones para que le nazca este sentimiento.

Ahora bien, la pertenencia se construye cuando se adhiere a una identidad, cuando se elige formar parte de un “nosotros”. Pero ¿qué identidad construye hoy el trabajo? En principio, una identidad cuestionada en su esencia: todos somos modificables, y es condición de supervivencia rehacer constantemente las percepciones que uno tiene de sí mismo. Hoy se trabaja “de algo”, pero mañana se debe tener “cintura” y capacidad de adaptación para trabajar de otra cosa. El trabajo nos reta, tanto al practicarlo como al intentar pensarlo. El hombre no es un trabajador en sociedad sino que es, como describen muchos gurúes del tema, una “empresa unipersonal”, un “YO Sociedad Anónima”.

Claro que esta nueva realidad tiene tanto de bautismo como de entierro. Podemos hablar de un hombre flexible, pero también de uno que no tiene tiempo para conocer al otro, socializar, formar una memoria, aprender y compartir códigos comunes, integrarse, comunicarse. Un hombre cuya acción está tensada por la velocidad y la desterritorialización de sus mundos simbólicos, una tensión que lo arranca del tejido social y lo convierte en alguien que no camina sino que circula, que no se comunica sino que se conecta. La locura de la rapidez, como señala José Pablo Feinmann, aniquila la temporalidad, y por eso la frase que más se oye es “No tengo tiempo”.

Se pierde el territorio porque la circulación es obligatoria. ¿Esto es nuevo? Cito un discurso que pronunció Martin Heidegger en 1955: “La pérdida del arraigo del hombre de hoy no viene simplemente causada por las circunstancias externas y el destino, ni tampoco reside sólo en la negligencia y la superficialidad del modo de vida. La pérdida de arraigo procede del espíritu de la época en la que a todos nos ha tocado nacer”.

En este espíritu de la época la clave es no quedarse parado, cambiar, moverse, hola y chau. Todo debe ser continuo: la capacitación, la innovación y la comunicación (como veremos más adelante). El agua y el sol que le permitían a la semilla crecer y echar raíces son reemplazados en este nuevo vivero electrónico por bebidas energizantes que provocan efectos considerados positivos y deseables para esta cultura: excitación, nerviosismo, taquicardia, insomnio y tensión.

Comunicación vertiginosa

¿Qué pasa con la comunicación interna en un ambiente marcado por el hacer, deshacer y rehacer constante, donde la sociabilidad baila al ritmo del desarraigo y la movilidad? En primer lugar, muta. Muta hacia formas y herramientas que tienen el mismo ritmo y la misma dinámica. Si la vida es vertiginosa, la comunicación es vertiginosa, y los medios electrónicos brindan la agilidad necesaria para enviar flujos de información y mantener la conexión más allá del tiempo y la frontera, pero al mismo tiempo borran la dimensión humana y vivencial de la comunicación y abren distancias, como cuando dos compañeros que tienen los escritorios a un metro de distancia eligen “hablarse” durante todo el día por e-mail.

¿Podemos aún pensar la comunicación interna desde una dimensión humana, o estamos limitados a trabajar con fragmentos de sujetos móviles, diversos, esporádicos? ¿Cómo recuperar una perspectiva global de la comunicación en la empresa cuando lo que está en juego es una nueva sensibilidad? Basta tener el oído atento para anotar qué palabras ganan terreno (flujos, conexiones, redes) y cuáles pierden valor (encuentro, comprensión, escucha).

Como señalamos párrafos atrás, hoy la forma está en el movimiento continuo. La comunicación también debe ser continua, y esto provoca que no haya una “puesta en común” sino una inundación de información. En muchas auditorías de comunicación se descubre que el personal considera “poco relevante” la información que recibe, pero destaca el flujo constante. Abundan palabras, pero cada vez tienen menos valor.

Es difícil estructurar un plan de comunicación cuando la identidad ya no es nítida ni los arraigos son fuertes. Cuando los escenarios hacia el futuro son enigmáticos (este es el pulso de este tiempo: el enigma), cuando hay una expansión estructural del anonimato y la gente es liberada de la obligación de tener que intercambiar una palabra, o, como diría Jesús Martín Barbero, cuando hay una sustitución de la interacción comunicativa por la textualidad informativa. Es difícil poner en común cuando se pregona un “Yo S.A.” y no un “Nosotros S.A.”.

¿Qué hacer frente a este panorama? Echar mano de la nostalgia no parece constructivo. Una idea de “tiempo pasado-tiempo mejor” conduce a un pesimismo que impide comprender por qué el reloj camina más rápido ahora que antes, por qué la velocidad mató al tiempo. Lo que sí podemos es tomar nota del espíritu de la época para saber cuáles son las nuevas formas de vivir y de narrar lo que se vive dentro de una empresa, las maneras de estar y de sentirnos juntos, de socializar y, por ende, de comunicarnos y expresarnos.

LA ESPIRITUALIDAD EN EL LUGAR DE TRABAJO (Por Andres Ubierna)

Me resulta gratificante descubrir cómo se diluyen los muros que separaban dos aspectos de la vida humana que hasta hace poco tiempo se consideraban incompatibles. Hace años que vengo abogando por integrar al ámbito laboral la dimensión trascendente de las personas. Trascendencia existencial y efectividad operativa pueden ser consideradas como dos componentes de un sistema sinérgico, y una de las posibilidades que brinda el liderazgo es crear las condiciones de contexto en las cuales ambas partes sean atendidas adecuadamente.

Alguna vez escuché que el dinero es para las empresas como el aire para la vida: si no lo tienes, estás en serios problemas, pero quienes piensan que vivir es sólo respirar, se están perdiendo algo importante. Llevando el asunto al extremo, me animo a afirmar que quien cree que para ir a trabajar debe dejar el alma colgada en la percha del placard, está comprándose un boleto hacia una existencia sin vida y un trabajo sin corazón.

Para aportar al tema, en Leadership: Theory, application, skill development, de Robert Lussier y Chrstopher Achua, encontré un apéndice dedicado a la espiritualidad en el lugar de trabajo escrito por la Dra. Judith Neal, profesora de administración en New Haven University y editora de la red Spirit at Work. Aquí van algunos puntos plantados en este paper.

Una vez al año, Tom Aageson, director de Air to Artisans, se retira a meditar sobre el propósito de su existencia, y evalúa la compatibilidad entre ésta y sus valores.
Angel Marínes, ex director general de Rockport Shoes, invitaba a sus altos ejecutivos a retiros en los que analizaban, por ejemplo, la congruencia entre el grado de espiritualidad y el desempeño laboral de cada persona.
El director general de Integrated Project Systems (IPS), Bill Kern, elaboró un documento llamado “La postura de la corporación”, donde habla con claridad sobre “la integridad del espíritu”.
En las oficinas centrales del consorcio editorial Rodale Press, que publica revistas como Prevention, Men’s Health y Runner’s Word, hay una habitación tipo “kiva”, como la utilizada para ceremonias o reuniones de consejo por los indios Hopi, Zuñi y Taos, en Nuevo México y Arizona. Los empleados pueden ir allí a meditar, orar o simplemente pasar un rato cuando lo creen necesario.
Historias como éstas son cada vez más habituales en toda clase de ámbitos laborales. También hay cada vez más conferencias académicas con títulos que incluyen palabras tales como “espiritualidad” o “alma”, y en los ámbitos académicos de enseñanza de management se empieza a reconocer esta dimensión del ser humano. Tanto académicos como profesionales exploran la función que podría tener la espiritualidad para dar sentido, propósito, y lograr un mejor desempeño en la vida organizacional.

La espiritualidad en el lugar de trabajo se relaciona con individuos que perciben su actividad laboral como un camino espiritual, como una oportunidad para crecer en lo personal y contribuir a la sociedad de manera significativa. Tiene que ver con aprender a ser más bondadosos y compasivos con los colegas, empleados, jefes, reportes y clientes. Es una cuestión de integridad, de ser sinceros con nosotros mismos y francos con los demás. La espiritualidad en el trabajo alude a los esfuerzos de un individuo por vivir sus valores de manera más completa haciendo lo que hace dentro del trabajo, y se refiere a las formas en las que las organizaciones se estructuran para respaldar el desarrollo espiritual de sus empleados.

Lo relativo al espíritu y la espiritualidad en el lugar de trabajo es un asunto individual y personal, y hay tantos puntos de vista como personas que hablan o escriben sobre ellos.

A muchos les resulta complicado definir espiritualidad, tal vez porque esta definición yace en lo íntimo y subjetivo de la experiencia espiritual. Por eso algunos recurren a la poesía, como lo hizo Lee Bolman en su discurso sobre espiritualidad en el lugar de trabajo, pronunciado en la Eastern Academy of Management, citando un poema de Rumi:

Todo el día lo medité y en la noche me dije
¿De dónde vengo y qué se supone que hago?
No tengo idea
Mi alma está en otra parte, de ello estoy seguro
Y decidí terminar allí.

NEGOCIACION EN AMBIENTES HOSTILES ¿CUALES CONSIDERAN COMO LAS MEJORES PRACTICAS? ¿QUE HACER CUANDO EL GANAR-GANAR ES UNA UTOPIA? (Por Luis Alberto)

Considerando que el ambiente sindical está cada vez más hostil. Y estando en desventaja al no contar con el debido apoyo estatal que se limita a ver cómo las cosas pasan. Las negociaciones se convierten en discusiones estériles y violentas, casi como contrincantes que no hablan el mismo idioma. ¿cuáles son tus estrategias usadas y probadas con éxito?

el objetivo seria lograr que todos sigan el principio de ganar-ganar.
Es claro que las circunstancias, contexto, coyuntura y/o historia de las organizaciones, muestran escenarios con mayor o menor dificultad para alcanzar este logro.
En algunas de ellas el desafío es mayor que en otras, por eso considero que es importante tener en cuenta que en las empresas la interrelación entre los representantes empresarios y los representantes sindicales y/o el personal es constante, permanente y de proyección en el tiempo y que todos integran la misma organización. (Evidentemente el caso del ejemplo dado, cortes de Gualeguaychu, no se encuadra dentro de estos parametros y se presenta en otro tipo de escenario, ejemplo: actores que pertenecen a distintas organizaciones y paises).
En mi opinión, especialmente en el caso de una relación constante como se da en las organizaciones (con pasado, presente y futuro compartido) es de sumo valor el haber mostrado una actitud coherente, en distintas circunstancias y eventos, favorables y desfavorables, con el principio de ganar-ganar, actuando con transparencia y claridad y logrando un nivel de confianza y credibilidad que facilite la interrelación.
Asimismo debo expresar que no comparto que, en la realidad, no en un ejercicio teorico, las posiciones se presenten en blanco y negro, sin matices. Considero que siempre existe alguna tonalidad intermedia, aunque esta tonalidad esté más cerca de alguno de los extremos.
Esto lo he aprendido durante mi experiencia de muchos años, vale mencionar que inicie mi participación en negociaciones colectivas en el año 1975, habiendo, hasta la fecha, participado en diferentes negociaciones en distintas etapas y circunstancias politicas, económicas y sociales de nuestro país.
Finalmente, en mi modesta opinión, la estrategia es actuar para lograr un nivel de CREDIBILIDAD y CONFIANZA que permita establecer relaciones sustentables, resaltando que el mejor momento para conseguirlo es en épocas de tranquilidad ya que en tiempo de conflictos es mucho más dificil.